Cuando yo era pequeña (no hace mucho de eso,jaja) nuestra mayor diversión en semana santa era irnos al rio con nuestros padres a merendar y jugar. Saltábamos a la comba, volábamos el "catxirulo" (cometa), cantábamos "la tarara" (versión en valenciano) y comíamos nuestras monas de pascua. El que inventó este dulce no pensó en los atragantamientos infantiles, porque no se le ocurrió otra cosa que acompañarla de un huevo duro pintado de colorines. Que para comerte la clara bien, pero cuando llegabas a la parte de la yema..., uf, eso costaba de pasar. Menos mal que con el paso de los años han ido sustituyendo este huevo por uno de chocolate, aunque si os digo la verdad, donde esté una mona de pascua tradicional que se quiten las demás.
El problema es que como casi todas las semanas santas, el tiempo no acompañaba y te tenías que quedar en casa. Entonces era cuando la merienda pasaba a mayores y te tomabas un trocito de torta de pasas y nueces o un trocito de panquemado (o panquemao) acompañado de leche o chocolate calentito. Así cualquiera sale de casa.
Panquemado
Tanto la mona de pascua (como aquí la entendemos), como el panquemado y la torta de pasas y nueces son dulces típicos de semana santa en el litoral valenciano. Dependiendo de la zona la elaboración será distinta. Yo os los presento como los he conocido yo toda la vida, de la zona de Valencia capital y alrededores.
Debido a la plaga de acelgas que invade el huerto familiar, todas las semanas comemos acelgas. Aunque a priori no es una verdura que ofrezca muchas posibilidades a la hora de cocinar, en la imaginación está la solución.
Montadito de pencas
La penca es la parte más insulsa de la acelga y la que menos suele gustar. Como nuestras acelgas "mutantes" a la vez que ecológicas, tienen las pencas muy grandes he aprovechado para hacer estos montaditos.
Hoy he estado en la caseta de mi abuelo recolectando, aunque no frutos del bosque, pero todo se andará. Cuando sea la época nos daremos un paseito por los alrededores del huerto a coger moras silvestres y comérnoslas por el camino. El año pasado con las que llegaron vivas a casa mi tia hizo un licorcito bueno.
El caso es que he descubierto en el congelador una bolsa de frutos del bosque y tenía que darle uso, aunque tampoco quería complicarme mucho. Así es que he hecho este pequeño experimento al que podríamos llamar Muffins de frutos del bosque.
Muffin de frutos del bosque
Simplemente lo que he hecho ha sido preparar una masa para magdalenas y añadirles los frutos.
Como casi todos los sábados, he llamado a mi madre a ver que tenía para comer y así pasar un rato en familia. Hoy tenía alubias, noooooooo!!!! Me encantan, pero llevo una semanita entre las habas y las alubias que ya comí que casi necesito que me pinchen para desincharme. Aún así mi madre me ha dicho: "vente, que tengo para hacer ensalada y ternera". Y para allá que nos hemos ido. Como no es bruta la mujer (eso viene de familia) cuando hemos llegado tenía las alubias preparadas (que al final no ha comido nadie), pimientos, ternera, chuletillas de pavo, ensalada y estaba haciendo estas sorpresitas deliciosas.
Tosta de tomate,champiñón y langostino
Y como tiene una hija que no es friki tampoco, allá que he sacado el móvil y le he sacado unas fotillos. Pero claro, no han salido muy bien que digamos porque no la he movido ni del plato, ni le he buscado la mejor iluminación ni leches porque se me estaba cayendo la baba de verla. Como la tosta estaba riquísima quiero compartirla con vosotros.
Aunque las habas tiernas se llaman así para diferenciarse de las secas, al cocinarlas no siempre quedan tiernas, que paradoja, no? En casa se han provado miles de recetas diferentes, que si usando cuchara de palo, que si con el recipiente tal o el recipiente cual y al final la receta que más nos ha convencido ha sido la más simple de todas y la que usaba mi abuela. Aprovechando las últimas habas del huerto familiar aquí os dejo esta receta simple donde las haya.
Hasta que mi familia no decidió plantar acelgas en la caseta de mi abuelo no sabía que casi casi se reproducen por esporas y se regeneran como las lagartijas. No hay más que ver la foto para ver la plaga de acelgas que se ha generado.
Me sorprendió descubrir la diferencia de sabor y grosor de las hojas de nuestras acelgas ecologicas 100% con respecto a las que venden en los super o incluso las fruterías.
Aprovechando que todas las semanas comemos acelgas en casa os pongo una receta muy sencilla para disfrutarlas.
"Villariega" viene de "Villar" y ésta de Villardompardo.
Villardompardo es un pueblo muy pequeñito situado en la provincia de Jaén y rodeado de olivos. Allí nació y se crió mi padre, y allí es donde he pasado algunos de mis mejores veranos. En la época de mis abuelos, procedentes de familias humildes, escaseaba la comida y la manera más natural de alimentarse era abastecerse de los productos del campo. Así, cuando iban al campo a trabajar, o incluso en casa se preparaban este sencillo manjar que ellos llamaban "poza".
Cojían un trozo de pan, le hacían un pequeño hueco con la navaja o el cuchillo y lo llenaban de aceite de oliva, seguro que del que producían con sus propias manos. Esto iba acompañado de alcachofas crudas, habas, tomate o salazones como el bacalao.
El otro día, recordando viejos tiempos vividos en el pueblo con un amigo que conocí allí hace muchos años, rebautizamos estas pozas como "pozas villariegas" en honor al pueblo.
Aunque hoy en día disponemos de todo lo que se nos ocurra para comer, incluso ya preparado, no vaya a ser que nos herniemos, de vez en cuando me encanta disfrutar de algo tan básico en nuestra dieta como el pan y el aceite de oliva virgen (extra si puede ser).
En mi casa siempre se han comido con un huevo pasado por agua y acompañado casi de cualquier cosa que hubiera por la nevera. A mi me gustan con su aceitito, el huevo, jamoncito, acompañado de una ensalada de tomate y cebolleta y una buena cuña de queso.
Pero lo mejor, lo mejor de todo es la forma de comerlo. Se deben ir cogiendo trozos de pan de los lados y mojando en el centro, y a pringar, pringar, pringar sin parar, o bueno, hasta que te quedes sin pan.